21 ene 2016

Las cajitas y los dioses


- Mamá, me gustan mucho todos los dioses que tienes ahí. Todos, mucho, pero hay uno ahí muy pequeñín que me encanta.
- ¿ Cuál... este ?
- Sí, ese.
- Ese es un pequeño Buda cariño, no es un dios.
- Pues ese es mi favorito.
- ¿Os acordais del libro que leímos de Siddhartha ?
- Sí, claro que me acuerdo.
- Y yo también me acuerdo.
- A ver, contadme un poco de qué iba la historia.
- Bueno, pues era un príncipe que vivía en un palacio muy bonito. Sus padres, que eran reyes, no querían que él viera la "vejedad", la muerte, la enfermedad y... el sufrir, me parece.
- Sí, muy bien. ¿Y qué más ?
- ¡ Pues que él se enfadó porque le ocultaron todo eso! Salió de paseo fuera del palacio, y vio viejos, y enfermos y un muerto con vendas, y cuando volvió al palacio se metió en su habitación enfadado.
¡Él quería saber ! Y yo también quiero saber.
- Me parece fenomenal que quieras saber. Vivir en la ignorancia no es muy bueno, la verdad. Ser ignorante es una de las peores cosas que te pueda pasar. Bueno, y ¿cómo termina la historia ?
- Pues que se sentó mucho tiempo meditando así... y se convirtió en el Buda. Pensando, pensando, pensando y sin moverse. Y ya está.
- Gran lección ¿verdad? Su padre quería para él que fuera un gran gobernante, un rey, con todos los lujos del mundo, y él los rechazó para buscar la verdad. Las cuatro nobles verdades. No se puede vivir de espaldas a la realidad.
- También me gustan mucho esos frasquitos que tienes con aceites y perfumes de India. Quiero olerlos. Algunos huelen de maravilla. Otros son repugnantes.
- Así es la India, grandes contrastes. Pronto iremos y lo verás.
- Pero lo que más me gusta del mundo son las cajitas. Todas las cajitas, tienes muchas.
- Pues sí, a mí también me encantan, la verdad.
- Todas las cajitas antiguas que tienen algo dentro, la de los mixtos que dices que suenan como un tiro de pistola, la de betún de los zapatos, las mínimas de cerillas y esa que hay un tigre y un dragón peleando que es muy pequeña, la de "sálsamo tigre", esa es de mis favoritas. ¿ Dónde la compraste ?
- Esa... vino de India, en barco. En un gran barco de mercancías, seguro.
- Esta del dragón tiene oro. Seguro que esa vale mucho dinero. El oro vale muchísimo dinero. Me voy a echar un poco de sálsamo en los labios.
- ¡ No ! ¡ En los labios no!

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